KÁBBALAH Y ASTROLOGÍA MULTIDIMENSIONAL

La Kabbalah es el sistema esotérico de la tradición judía. Consiste de un conjunto de principios y leyes que explican cómo ha sido creado el Universo, el hombre y todo lo que existe. Uno de los primeros conceptos de la Kabbalah se refiere a los cuatro universos de la creación, que resumidamente explica que a partir del primer estallido cósmico, el Ayin Sof Aur o Big Bang, la manifestación se desarrolla a través de un movimiento que va desde este nivel más próximo a Dios u origen, hasta su aparición en el mundo de la materia, pasando invariablemente por cuatro universos que son:


Universo de Atziluth o Mundo de la Emanación

Universo de Briah o Mundo de la Creación

Universo de Yetzirah o Mundo de la Formación

Universo de Assiah o Mundo de la Acción


Antes de que cualquier cosa ocurra, existe una voluntad, intención o núcleo matriz que la pone en marcha. Esta voluntad puede ser conciente o inconsciente, animada o mecánica. Puede venir de un humano, de una máquina o un vegetal. Esto corresponde al Universo de Atziluth, y constituye el plano de la voluntad en su expresión más pura. Aquí se genera el germen de lo que luego será realidad. Todo es perfecto y completo. Pero aún no ha sucedido ni sucederá, no está realizado hasta que haya un movimiento en el tiempo y en el espacio. Es el plano de la perfección, de los valores universales, las virtudes o ideales mayores. Corresponde al plano espiritual.


Esta intención o voluntad directriz dinamiza un impulso para la creación de una forma, un modelo o idea, a partir de la cual se formará lo que la Voluntad espiritual ha querido. Entonces surge el Universo de Briah o Mundo de la Creación de las Ideas. Es el plano donde los valores o principios universales comienzan a adquirir formas capaces de ser manifestadas como acción concreta. Corresponde al plano mental superior.


Una vez la idea ha sido concebida, será necesario definir los detalles, así como generar la suficiente energía que motive o detone la acción. Surge entonces el Universo de Yetzirah o Mundo de la Formación. Es el nivel donde las formas se detallan y precisan, y se moviliza el mecanismo de la puesta en marcha. Corresponde al plano mental concreto y al emocional o astral.


Finalmente, una vez definidos los detalles, en Yetzirah se crea la suficiente energía emocional o deseo, que moviliza la puesta en marcha, surgiendo así en Universo de Assiah o Mundo de la acción. Aquí es donde se actúa físicamente y donde las manifestaciones tienen lugar. Corresponde al plano físico, sujeto a las leyes de la materia.


Esta fórmula es tan válida para la creación de universos o de un ser humano, como para la creación de un vestido, un coche o una obra de arte, una casa o un pastel: si tienes la intención de hacer el vestido, inicialmente aún no sabes qué clase de vestido será. No tienes definido el color, o la tela, no sabes el largo; sólo sabes que quieres crear algo para vestirte. Esto corresponde a Atziluth. Entonces comienzas a definir la forma genérica: quieres un vestido de tarde, para la primavera, que sea cómodo y que puedas combinarlo con varias chaquetas o zapatos que ya tienes. Defines cuánto quieres gastar, o que quieres aprovechar una tela que guardas hace mucho tiempo. Este es el plano de Briah. El paso siguiente consiste en elaborar los detalles: compras una revista de modas, o miras un escaparate. Te imaginas cómo te quedará tal o cual modelo. Incluso te pruebas uno de éste o aquel color. Tomas la tela que tienes y la comparas con la chaqueta o con un zapato. Aquí intervienen tus gustos e inclinaciones. Y a medida que defines y desarrollas los detalles, te motivas, ahorras dinero para la modista u organizas el tiempo para hacerlo tú. Este es el Universo de Yetzirah. Y cuando se ha acumulado el impulso suficiente, surge la acción que conduce a la materialización. Te pones en marcha, vas a la modista, tomas la tela, te ocupas una tarde para realizarlo. O sea, se acciona el mundo físico para la materialización en el mundo de Assiah.

Y aunque sea algo tan sencillo como hacer dos huevos fritos o la creación de una empresa o un programa gubernamental… el proceso de la manifestación es siempre el mismo. Desde la intención inicial que denominamos espiritual y la perfección, hasta el plano físico o de la materialización. Así, aunque lo que veamos sólo parezca físico, la Kabbalah entiende que todos los fenómenos son los efectos de las causas que se encuentran en los otros niveles de existencia.


Ahora veamos lo que ocurre: En Atzulith todo es perfecto. Y aunque se trate de un vestido, la intención es completa y perfecta. En este plano de principios universales y virtudes las cosas contienen la perfección original.

Claro que cuando tratamos de darle una forma, ya debemos comenzar a realizar ajustes al plano de la posibilidad. Las formas concebidas deben ser adecuadas y funcionales. En el mundo de Briah, más próximo al mundo físico, se advierte una adecuación, un encaje o definición delimitada. En Yetzirah, la intención original debe ser aún más ajustada teniendo en cuenta detalles como por ejemplo el color que mejor me queda, o el coste de los botones, o el largo según el abrigo que tengo. Finalmente, cuando se realiza, veremos que mucho de lo que se imaginó no ha quedado tan perfecto. El vestido sufrió un cambio importante con respecto a la intención original. Por lo que vemos que en el mundo de la materia se produce una especie de descenso de la frecuencia vibratoria, como si lo original se hubiera distorsionado.


Dice la Kabbalah que el propósito de toda la creación es regresar al estado de Unidad con dios, o sea, de regresar a la fuente una. Para eso, toda la manifestación va pasando por determinadas experiencias que tienen como propósito ir adquiriendo la conciencia, el recuerdo y uso de los dones, facultades y poderes que le son propios, hasta su vuelta definitiva a la fusión con el todo. Aunque vivimos y sólo vemos el mundo de Assiah, cada cosa, cada aspecto de la creación, cada ser humano tiene, contiene y participa de todos los universos coexistiendo simultáneamente como las capas de una cebolla.



Entonces, si observas una batalla, lo cruento del enfrentamiento, las heridas, o la sangre, todas manifestaciones de Assiah, aunque el propio soldado no lo está siquiera pensando o imaginando, esa experiencia existe en múltiples dimensiones o planos, e involucra facultades, una inteligencia, planificación, habilidades especificas, la motivación en un ideal e incluso un propósito evolutivo personal y colectivo.

Y este principio es precisamente y específicamente aplicable también a la Astrología. Cualquiera de los elementos astrológicos, sean signos, planetas, casas o aspectos, existen multidimensionalmente o en los 4 Universos, y por lo tanto su significado puede ser visto en múltiples sentidos.


Podemos tomar un planeta como Marte por ejemplo. En el mundo de Assiah se puede manifestar como sangre, tensión muscular, secreción de adrenalina.

En Yetzirah lo vereos como el impulso agresivo de supervivencia, que su psicología puede identificar como rabia o violencia. También veremos la iniciativa y las dotes de mando. En Briah, este mismo planeta se percibe como la aplicación de la Fuerza y el Coraje defendiendo alguna causa, que es el formato desarrollado para la expresión del Poder como fuerza pura, que corresponde al mundo de Atziluth.

Como vemos, el mismo planeta puede ser visto de múltiples formas. La misma energía es percibida en diferentes dimensiones, con un sentido más amplio y abarcativo.


En el mundo de Assiah todo ya está manifestado, cristalizado, las cosas ya “han ocurrido”. Si la percepción se limita a esto, en la lectura astrológica sólo veremos hechos concretos como accidentes, enfermedades, dinero, suerte, parejas, nacimientos, etc. Que es el modo en que antiguamente se leía la carta natal. Y que por estar consumados, evidentemente no es posible cambiarlos. O sea que esta perspectiva conduce necesariamente a la creencia en la inexorabilidad de los pronósticos.

En el mundo de Yetzirah los hechos aún no están manifestados, pero ya están formados los moldes y detalles de cómo serán. Aquí ya están definidos los patrones o formas-pensamiento propias de la psicología del individuo, que darán lugar a la acción y la manifestación. Situados en esta perspectiva, la lectura astrológica se vuelve más psico-astrología. Siendo uno de los enfoques más populares en la actualidad, permite comprender por qué alguien actúa de un modo u otro. Si por ejemplo Marte está en el ascendente, este planeta genera un impulso e impetuosidad, una necesidad de hacerse ver y hacerse valer, que puede dar origen a una actitud combativa, impaciente e irascible… que conduzca a tener enfrentamientos o accidentes. Si bien los accidentes son una posible manifestación en el mundo de Assiah, lo que aquí importa es la visión y comprensión de los patrones psicológicos que generan los hechos, así como el impacto y las reacciones de la persona frente a los mismos.

En el mundo de Briah ni los hechos ni los patrones psicológicos están aún definidos. Aquí sólo existen los arquetipos y la comprensión de un proceso histórico o evolutivo, personal, familiar o colectivo. Este proceso histórico y evolutivo necesita de un formato o idea global, como el arquetipo del guerrero, que sirva al propósito de evolución del individuo o de la familia o la sociedad. Esta perspectiva astrológica es muy rica y da un sentido a la experiencia personal, psicológica – Yetzirah, y concreta - Assiah, mucho más completa. Empleando el termino de Jung, se trata de la visión de un sentido teleológico, un propósito, un para qué de la experiencia, que de otro modo, puede verse como injusta, arbitraria o sin sentido.

En Atziluth, el mundo de la emanación o la intención, aún no se han definido formas ni patrones ni arquetipos, menos aún está definida la psicología, y como se explicó arriba, todo es perfecto. Sólo que nada de esta perfección existe ni existirá hasta que tenga un movimiento en el tiempo y el espacio. Este es el universo de la semilla que contiene los genes de la perfección. Mucho más simple, claro y absoluto, es el mundo de los principios, valores o energías puras. Entonces en el mismo ejemplo, aquí podemos ver el principio de Justicia, o el Poder como energía pura, o la Alegría como expresión de Vida. Desde esta perspectiva, la lectura astrológica estaría ofreciendo una visión de lo que ya es perfecto y completo dentro de sí, de lo que ese individuo tiene en su cualidad divina, y de todo lo que puede desarrollar, si emplea esas energía de la forma apropiada. Claro que como en la semilla, aunque la información contenida sea perfecta, la calidad del fruto dependerá del cuidado, los alimentos y la atención que se le brinde. La visión del universo de Atziluth posibilita la comprensión de las energías disponibles, de cuyo uso y acompañamiento conciente surge una postura mucho más creativa. En lugar de sentir que “nos pasan cosas”, podemos aprender a re-direccionar las energías, a crear nuevos formatos, a canalizar estas fuerzas hacia otros arquetipos (Briah), que permitan crear nuevas formas pensamiento, una psicología más consciente (Yetzirah), que creará necesariamente una realidad distinta (Assiah).


Entonces comenzamos a crear nuestros mundos con conciencia. Lo que no significa que nos veremos libres de vivir o experimentar dicha energía. Si nuestro Marte es fuerte, por algún lado habrá que expresarlo.

En la lectura multidimensional no se pregunta sólo el porqué. Se pregunta también el para qué. Y esta percepción permite ver la simultaneidad de la experiencia en los diferentes planos, niveles, dimensiones o universos.

Sólo percibiendo la naturaleza esencial de la energía en cuestión, viéndola como una cualidad pura y perfecta, hasta el peor aspecto plutoniano, visto en las dimensiones superiores es un universo de posibilidades.

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